lunes, 11 de abril de 2016

Dheepan, (Jacques Audiard, 2015)

Sobrevivir en Europa
Jacques Audiard, el director de cine francés, autor de excelentes películas como: “De latir mi corazón se ha parado” (2005), “Un profeta” (2009) y “De óxido y hueso” (2012), ha realizado, en 2015, “Dheepan”, una historia de refugiados que se hizo con la Palma de Oro en el Festival de Cannes presidido, en esta ocasión, por los hermanos Cohen.
Sri Lanka, la anteriormente llamada Ceilán, es una pequeña isla situada al sur de la India. En Sri Lanka se desarrolló una cruenta guerra civil que comenzó en 1983 y se prolongó, ante la indiferencia del mundo entero, hasta 2009, 26 años de guerra entre el ejército gubernamental y los llamados “Tigres Tamiles”, soldados de la etnia tamil.
La película nos sitúa al final de esta guerra. Dheepan, es un guerrillero tamil que ha perdido a todos sus compañeros en la última batalla de una contienda que también se llevó a toda su familia. En un campo de refugiados consigue que una mujer y una niña se hagan pasar por su familia y, con los pasaportes de una familia muerta, emigrará a Francia para comenzar una nueva vida.
Audiard estructura su película en tres actos, como en el teatro clásico. El primer acto, que se desarrolla en Sri Lanka, nos sirve para conocer a los protagonistas y su historia, la situación que han vivido y algunos apuntes sobre el carácter de cada uno. Todo esto lo hace Audiard con una economía de medios admirable y una eficacia comparable a la de los mejores directores del Hollywood de los años 40. El primer acto dura ¡6 minutos!
En el segundo acto vemos a los protagonistas intentando integrarse en el país que los ha acogido. El director se sirve de algunas escenas cotidianas, cortas pero eficaces, para presentarnos los problemas que les surgen; los conflictos escolares de la niña, la dificultad para encontrar un trabajo digno, las diferencias culturales y religiosas o el idioma que lejos de constituir una herramienta de comunicación se erige como una barrera, (imprescindible ver la película en versión original ya que una gran parte está rodada en tamil).
A partir de la mitad de la película y, desde luego en el tercer acto, asistimos a una especie de remake de “Perros de paja”, película dirigida, en 1971, por Sam Peckinpah.
Así pues, la primera parte de la película trata de las consecuencias de la guerra, la segunda de la “integración” de los refugiados y la tercera de la violencia.
Los protagonistas son actores no profesionales de etnia tamil y más específicamente, el protagonista masculino, Antonythasan Jesuthasan tiene una historia muy similar a la de Dheepan, él también fue un soldado tamil que llegó a Francia a finales de los años 80.
Toda la película está rodada desde el punto de vista de los tres protagonistas y su gran mérito, que lo es, por supuesto, de su director, y seguramente lo que influyó de forma decisiva en el jurado de Cannes es que la historia, la poderosa puesta en escena y las magníficas interpretaciones consiguen que nos pongamos en el lugar de estos tres refugiados, que, a pesar de las distancias culturales, religiosas, o de cualquier tipo, nos identifiquemos con ellos y que durante la mayor parte de la película, olvidemos que los actores están viviendo en una película y no en la vida real.
Me viene a la cabeza el inolvidable Atticus Finch, (Gregory Peck), de “Matar un ruiseñor”. En una maravillosa escena en la que mantiene un diálogo con su hija Scout, en el porche de su casa, Scout le cuenta sus problemas en su primer día de colegio y Aticcus le dice: “Si consigues aprender una sola cosa, te llevarás mucho mejor con todos tus semejantes. Nunca llegarás a comprender a una persona hasta que no veas las cosas desde su punto de vista”.

En la Europa de las vallas y las concertinas, los gases lacrimógenos, las pelotas de goma y los niños ahogados en las playas, en la Europa de las deportaciones, en la Europa de la vergüenza…, bienvenida sea esta película sobre refugiados, una película excelente pero, sobre todo, necesaria, porque…, “je suis Dheepan”.

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